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Mientras actuaba en Las Ramblas, esta artista de la calle recibió una misiva, una carta que parecía ser contundente a juzgar por el interés que despertó en ella. Para entonces ya había detenido su actuación y se había concentrado en el mensaje con esmerada atención. Al salir de su prolongada concentración se dirigió rápidamente a su habitación en un Hotel en Barcelona, y guardó la carta, limpió sus lágrimas y volvió a su trabajo. El show debe continuar...